NO ES TU KARMA...

Buenas noches, gente bonita. Aquí estoy de nuevo con una de mis reflexiones semanales… lo que más me ha llamado la atención en estos 7 días desde mi último post y que como siempre, espero que os guste, os de qué pensar y os ayude a ver un rayito de sol en vuestras situaciones cotidianas no resueltas, sobre todo, cuando hay otras personas involucradas.

El caso es que llevo un tiempo dándole vueltas a esto del karma, de las cosas que quedan incompletas en la vida, en mi vida. Y me he dado cuenta de que a veces no es mi karma, es "el karma del otro”. ¿Y cómo he llegado a esa conclusión? Pues bien, esta mañana saltó un clic en mi cabeza. No estaba haciendo nada en especial, no estaba meditando ni reflexionando sobre nada en particular, pero de repente, un pensamiento se ha instalado en mí y ha empezado a desarrollarse y a cobrar vida.

Y os pongo en contexto: en los últimos meses, he tenido dos situaciones difíciles en mi vida, con dos personas muy queridas para mí y con una de ellas, la conversación necesaria para obtener el resultado que nos en el mejor lugar, se ha dado sin mayor problema, tras mucha reflexión por parte de ambas, obviamente, haciendo acto de constricción y entonando un “mea culpa” que nos dolió en el alma, porque somos humanas y el ego es el ego… 

Pero cuando uno hace lo que cree que está en su mano para arreglar una situación disfuncional, una situación que quedó incompleta, no resuelta o lo que es peor, “mal resuelta” y por más que buscas el camino y la manera no se dan ni el momento ni la situación, aún sabiendo que tú estás preparado para hablar y para escuchar lo que sea que venga de la otra persona (aunque duela), porque tú has hecho el trabajo interno de aceptación del  propio error, te has tragado el orgullo mal traído que alimentaba tu ego y has dado uno o varios pasos, con el miedo al rechazo por delante, pero decidido a solucionar lo que quiera que haya que solucionar y la conversación no se da… no es tu karma, es el karma del otro.

Esto es lo que me ha ocurrido con la otra persona. No ha habido manera, pese a poner de mi parte para que se manifestara el momento. Por eso creo que cuando uno lo pone todo sobre la mesa y cree que es el tiempo adecuado, puede ser que no lo sea para la otra persona y no se debe forzar más. Ahí lo he encomendado al Universo, para que se dé a tiempo divino. Y esto no significa ni mucho menos que no quiera que la situación avance y se solucione. No. Sólo significa que no pongo más energía en algo que ya no depende de mí. Continúo con mi vida sin saturar mi mente con algo que ya no está en mi mano.

A veces volverán los pensamientos, pero cuando el diálogo interno venga a saturarme, a llenar mi cabeza de estorninos ruidosos, recordaré que el Universo se está encargando y los pájaros se irán a rondar otra cabeza, pero no la mía.

En cuanto al karma del otro, está claro que no podemos obligar a nadie a ver la vida como nosotros la vemos, a vivir desde nuestro punto de vista, a necesitar lo que nosotros necesitamos y querer resolver las cosas en el mismo momento en que nosotros lo pedimos.

Por eso, como dice un antiguo proverbio chino:

“SI EL PROBLEMA TIENE SOLUCIÓN, ¿POR QUÉ TE PREOCUPAS? Y SI NO TIENE SOLUCIÓN, ¿POR QUÉ TE PREOCUPAS”

Mónica S.