RITUAL FIN DE AÑO

Buenas tardes, amig@s:

Cuando llegan momentos “clave” del año, como los solsticios, equinoccios o incluso Año Nuevo, como es el caso, algunos de vosotros me preguntáis que rituales hacer.

Me considero una “aprendiz de bruja moderna en continua formación”, lo que quiere decir, que todavía estoy muy lejos de hacer conjuros con sapos y culebras para conseguir que venga a ti el príncipe azul montado en un corcel blanco (ni tampoco es mi intención…). En realidad, sobre la magia opino que no es blanca ni negra, sino del color del corazón de la bruja que la practica, esto es, según la intención que se ponga y con el fin con el que se haga el trabajo.

Así pues, creo que el mejor conjuro, lo hace cada uno en su vida con su propia energía, con su propio poder de la intención, porque ¿quién mejor que uno mismo para manifestar lo que más desea? Por eso, creo que todos llevamos un aprendiz de brujo o de bruja, que nunca deja de serlo y que, por supuestísimo, NUNCA debemos hacer nada que rompa el libre albedrío de cada persona. Cualquier ritual ha de ser para el mayor bien de los interesados.

En el origen, se llamó bruja a aquella persona capaz de convivir, entender y ayudar a sanar a través de la naturaleza, con los elementos que la Madre Tierra nos brinda. Conocían las plantas y sus propiedades, las costumbres de los animales y sus lenguajes y el poder de las piedras. Sabían ya en aquella época la importancia del amor (en todas sus formas) para ayudar a que esa combinación de sustancias y puesta en escena cobrara sentido y surtiera efecto y lo ponían al servicio de las otras personas y también de los animales o las plantas mismas. Y¿qué tenían de diferentes con el resto de humanos? La capacidad de observación y el gusto por aprender y transmitir el conocimiento que la naturaleza guardaba en sí misma. Por tanto, no eran seres sobrenaturales, eran personas como tú y como yo que no perdieron su conexión con el mundo natural, tan olvidado en nuestros días.

Visto esto, os iré contando algunos simples rituales “de los de andar por casa” para limpiar nuestra propia energía y atraer la abundancia y la prosperidad a su vida, que he ido recogiendo de aquí y de allí y que yo misma practico en mi vida diaria con buenos resultados. Os aconsejo leer el post LA LUNA LLENA Y LAS PIEDRAS, que publicamos hace tiempo en nuestro blog, donde encontraréis modos de limpieza y carga de las mismas. Ya me contaréis que opináis de todo ello y lo que habéis notado los que os hayáis animado a hacer alguno.

Ritual para fín de año: sal y azúcar.

Este ritual lo aprendí de mi profesora de Yoga. Ella me explicó una vez que para atraer la abundancia y la prosperidad la noche de fin de año, hay que bañarse con sal y azúcar.

Os explico: cuando nos duchemos o bañemos para ponernos guapos e ir a cenar con la familia, debemos preparar un tarrito con sal marina gruesa (a ser posible, aunque la fina también valdría) y otro tarrito con azúcar o incluso miel. Nos ducharemos con normalidad y cuando estemos limpios, nos pasaremos la sal por todo el cuerpo, a modo de exfoliante y nos aclaramos después. Así, limpiaremos nuestra energía. Luego, nos frotamos con azúcar todo el cuerpo, para que la abundancia llegue a nuestra vida.

Aquí es donde yo le pongo mi toque personal al ritual, en base a mi aprendizaje con ángeles y a la información que también he ido recopilando durante muchos años de otr@s maestr@s. En realidad, es un trabajo de visualización que le da potencia al asunto, o así lo siento yo.

Cuando estamos pasando la sal por el cuerpo, debemos imaginar que la energía negativa se limpia y se va por el desagüe. Yo la visualizo como una nube negra. Además, pido a mis seres de luz que se la lleven y la devuelvan a la Madre Tierra, transmutándola en vida. Y con el azúcar, hago lo mismo, sólo que, en este caso, les doy gracias por las bendiciones que ya tengo en mi vida y por las que vienen en camino. Imagino que me baño en oro, porque además tengo costumbre de comprar panela o azúcar moreno y así es más fácil de ver…  Facil ¿no?

En este punto, os cuento que para mí abundancia y prosperidad no es sólo que nos toque la lotería (muy apropiado en el día de hoy), o un aumento de sueldo, o cualquier otra cosa de origen material o económico, que tambié; para mí ser abundante, además, es tener tanto de algo que podamos compartirlo, o todo aquello que nos llega de manos de otro y que antes no teníamos que nos alegra, que nos hace sentir bien… Por ejemplo, se puede ser abundante en amistad, tener amigos no sólo en cantidad, sino buenos amigos, con los que poder contar. Se puedes ser abundante en amor, estar rodeado de personas que nos quieren y que quieren para nosotros lo mejor. Se puede ser abundante en trabajo, es decir, tener tanto trabajo que tengas que contratar a otra persona para que te ayude, de manera que estés compartiendo esa abundancia con alguien más y por supuesto, también se es abundante en el sentido material cuando nos hacen un regalo y hasta cuando alguien nos invita a un simple café o cuando nuestro vecino, que tiene un huerto, nos regala unos tomates.

Visto así, seguro que muchos de vosotros no os habríais percatado de lo abundantes que sois…

El primer paso, por tanto, es reconocer lo que se tiene y entrar en el círculo de agradecer para recibir.

Os deseo lo mejor para este año Nuevo que llegará pronto, que tengáis una vida abundante en salud, en amor, en trabajo y que todos vuestros sueños se cumplan, siempre que sean para el mayor bien.

 

Mónica S.